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¡VOSOTROS SÍ SOIS LA GENERACIÓN PERDIDA!

Sí tuviéramos más tiempo, menos prisas, más quietud, podríamos reconstruir en nuestro silencio, todo aquello que anhelamos conseguir y que muchos se han empeñado en borrar, como si todo aquello que nos importa no fuera más que una fantasía, como si nuestros sueños de rebelión, no pudieran ser más que eso, sueños, pues la revolución y los cambios solo están permitidos y justificados si son ELLOS quienes lo protagonizan.
 

No me habéis decepcionado, pues nada esperaba, pero si duele, y muy en lo hondo, presenciar como habéis jugado con la ilusión de muchos, con la esperanza de unos pocos, con la certidumbre de quienes creían haber encontrado por fin su príncipe encantado, su baluarte justiciero que rompiera con todos los males del infierno y trajera la justicia sobre la tierra, y lo único que han hallado en realidad es un grupo más numeroso, mas gritón y mas desalmado, que sigue jugando a lo mismo de siempre: "Nosotros tenemos la razón, somos el poder, democrático eso sí, y os daremos la justicia cuando creamos que es justo Y necesario".
 

Sí tuviéramos más tiempo, menos prisas, más quietud, os diría a todos vosotros, políticos de pacotilla, que no os merecéis ni el aire que respiráis, que sois la lepra que carcome todos los buenos sentimientos, y que lejos de dar ejemplo con vuestros actos, corrompéis aquello que tocáis y quemáis la tierra a vuestro paso como dicen que hacía el caballo de Atila; ya se sabe que nadie es profeta en su tierra, y parece ser que vivir en paz y con un mínimo de justicia es una utopía y os habéis propuesto que todos nos vayamos de aquí... ¿A quién engañaríais y maltrataríais entonces?
 

Algo sí os tengo que agradecer, pues me habéis devuelto la confianza en el género humano, al contemplar como os empeñáis en hacernos creer que os importamos mucho, y que somos la única razón de que os devoréis entre vosotros, de que aplaudáis más que sacar enseñanzas de lo que no puede suceder cuando alguien cae víctima de sus propias miserias, cuando tristemente no es más que el anticipo de lo que después le sucederá a los demás. Me habéis devuelto la confianza en el género humano pues ahora puedo afirmar sin ningún tipo de dudas que... ¡No somos igual que vosotros!

 

Sí tuviéramos más tiempo, menos prisas, más quietud, intentaría enseñaros que la solidaridad no se mide con cifras sino derribando fronteras;  que la justicia no se imparte con jueces nombrados según el peso político, sino por el pueblo que será juzgado; que no es necesario alardear y encima siendo falso, de estar dando cobertura a los más necesitados, pues estos no necesitan misericordia sino soluciones; os enseñaría en fin, el significado de tres palabras maltratadas por la historia, utilizadas con fines partidistas, y que sólo el pueblo es capaz de entender y que sólo el pueblo, el de verdad, el de a pié, el día de mañana será capaz de gritarlas y no como reclamo, sino como aseveración de lo que se ha conseguido y nunca se perderá:

 

¡PAZ|, ¡JUSTICIA! y ¡LIBERTAD!

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